miércoles, 23 de julio de 2008

No hay sitio para los árabes en la tierra prometida


De marxismo en red publicado en marxismo.org


Un 24% de la ciudadanía israelí son palestinos. Israel los llama árabe-israelíes. Su situación, siendo mejor que la de la población palestina de los territorios ocupados, no deja ninguna duda: son ciudadanos de segunda.
Buthaina es una arquitecta palestina que estudió en Checoslovaquia y se especializó en urbanismo. Ella trabaja en Ramle para Shatil, un proyecto de conservación de la multiculturalidad de las llamadas ciudades mixtas. Es concejal en el Ayuntamiento representando a una coalición entre el partido comunista israelí y un partido árabe: ”Somos dos de un ayuntamiento de 17”, comenta.
Antes de la Nabka -la catástrofe que supuso la destrucción de 500 poblaciones y la expulsión de medio millón de palestinos de su tierra-, un tercio de la población palestina se concentraba en cinco ciudades: Haifa, Jaffa, Aco, Lod y Ramle. Dos millones y medio de refugiados palestinos proceden de estas cinco ciudades. Durante la Nabka, de 20.000 palestinos que vivían en Ramle sólo quedaron 900. El resto fue expulsado a la fuerza por un destacamento sionista dirigido por Isaac Rabin, que luego sería primer ministro de Israel. Ramle era el punto central de una región donde 64 poblaciones palestinas fueron arrasadas.
Tras la expulsión de la población, vino el saqueo. En las cinco ciudades, 44.000 edificios palestinos -escuelas, hospitales, viviendas, mezquitas, etc- fueron expropiados por el nuevo Gobierno israelí. De ellos, 22.000 edificios han sido demolidos en una política de destrucción de los vestigios palestinos. De los 3.800 edificios confiscados de Ramle sólo quedan en pie un 20%.
Ramle fue fundada en el 716 por el califa Suleiman y su localización ya aparecía en los mapas que se entregaban a los cruzados y a los peregrinos porque se encontraba en el camino a Jerusalén. “La destrucción de estos vestigios supone un atentado a la historia común de las tres culturas. Actualmente, siguen demoliendo casas y edificios en un intento de borrar la historia. En los últimos cinco años, 180 casas han sido demolidas entre Ramle y Lod. Sólo en esta última ciudad, hay 600 órdenes de demolición. Ahora, hay tres veces más demoliciones de casas dentro de Israel que en los territorios ocupados” afirma Buthaina.
En Ramle, el 20% de la población es palestina. “Nos tratan como un peligro demográfico. Si la población árabe sobrepasa ese porcentaje, automáticamente traen nuevos inmigrantes.
“El racismo es abierto”, denuncia Buthaina. Yoel Lovi, el Alcalde, del Likud antes y ahora del Kadima quiso cambiar el nombre de la ciudad con la excusa de que los inversores no iban a inyectar dinero en una ciudad con nombre árabe. De momento no lo ha conseguido, pero sí ha borrado todos los nombres árabes de la ciudad antigua. “Nada más llegar al Ayuntamiento nos dijo a los dos concejales de nuestro grupo: no sois bienvenidos aquí, iros a otro sitio”.
En el barrio árabe -que existe desde antes de 1948- sólo viven en la actualidad 180 personas. No había conexión entre este barrio y el centro. Ningún autobús llegaba aquí, incluso el autobús para el transporte escolar fue suprimido por el Alcalde. “Conseguimos una parada de autobús para conectar el barrio con el resto de la ciudad porque ganamos el juicio. El Alcalde se negó, pero ha tenido que aceptarla, aunque no hay ninguna protección contra el sol o la lluvia”, sentencia Buthaina.
Una vía de tren separa ambos centros urbanos y los niños tienen que cruzar la vía todos los días en varias ocasiones sin que haya ningún paso señalizado ni seguridad alguna dado que el tren pasa a gran velocidad y apenas se escucha cuando llega.
Seis personas han sido atropelladas. Ahora hay un plan para duplicar las vías y se ha solicitado un paso subterráneo pero el Alcalde se ha negado porque afirma que el barrio es ilegal. Es “ilegal” porque en el PGOU, el Alcalde, ha colocado el barrio árabe dentro de una zona industrial donde no puede haber viviendas. Para colmo una cantera próxima está haciendo que los casos de asma se disparen.
El racismo del Alcalde llega a límites surrealistas. Por propia iniciativa, los habitantes del barrio árabe levantaron un jardín de infancia y le pusieron “Parque Amir” en recuerdo de uno de los niños atropellados. Pero el Alcalde dijo que no se podía poner ese nombre y que el parque era ilegal y amenaza con desmantelarlo.
El racismo de estado se manifiesta, también, mediante los planes urbanísticos. Todo vale con tal de expulsar, marginar, discriminar… a los árabes que no pueden tener sitio en la tierra prometida.

Javier García

Las familias se muestran firmes en su lucha contra la colonización israelita


Enviado por R.Z.

El comité de vecinos de Sheikh Jarrah – nota de prensa

Las familias se muestran firmes en su lucha contra la colonización israelita

El pasado 16 de julio, la Corte Suprema israelí dictó una orden de desalojo a la familia Al-Kurd que vive en el vecindario de Sheikh Jarrah des de 1954. La familia Al-Kurd es el primer caso de 27 otras familias amenazadas por las órdenes de desalojo promovidas por organizaciones judías que reclaman ilegítimamente la propiedad de esas tierras.

Originalmente estas casas fueron construidas en 1956 en un proyecto común entre el gobierno jordano y el UNRWA para realojar a estas 28 familias que vivían en campos de refugiados como consecuencia de los hechos de 1948. El proyecto preveía ceder el título de propiedad de estas casa después de tres anos en situación de arrendamiento.
Después de ”la guerra de los seis días” en 1967, la asociación de Judíos Orientales y la de Judíos israelíes del Knesseth reivindicaron estas tierras como propias. En 1972 consiguieron registrar el terreno (unos 28 dunums en total) a su nombre en el Registro de la Propiedad israelí.

En 1982 las dos asociaciones interpusieron una demanda para formalizar legalmente sus derechos de propiedad. Las familias palestinas contrataron un abogado,Tosya Cohen, que, sin su consentimiento, firmó un acuerdo con dichas organizaciones para reconocer sus derechos de propiedad sobre el terreno en cuestión. Las familias refusaron aceptar este acuerdo, prescindiendo de los servicios de este abogado.
A raíz de esto, las organizaciones judías exigieron el pago de un alquiler a las familias palestinas, quienes se negaron a abonar.

Después de algunas investigaciones y procesos legales que siguieron hasta el ano 2006, se hizo evidente que las asociaciones judías no eran las propietarias de estos terrenos. El abogado actual de la familia Al-Kurd instó al Departamento del Registro de la Propiedad que revocase la inscripción hecha por las asociaciones judías en 1972 y que reconociera a las familias palestinas como legítimas propietarias.
En el 2006 el Departamento del Registro de la Propiedad aceptó la petición de revocación. Sin embargo, la Corte israelí no admitió la demanda, contraviniendo la decisión del Registro de Propiedad, y las tierras continuaron registradas a nombre de las asociaciones judías.

Las familias no tuvieron otra opción que apelar a la Corte Suprema. Es importante destacar que la decisión de la Corte israelí estaba basada en el acuerdo adoptado entre el abogado, Tosya Cohen, y las asociaciones judías en 1982. La Corte israelí obvió todas las nuevas evidencias aportadas por las familias en este proceso.
Las dos asociaciones judías vendieron los títulos de propiedad a la empresa inversora Nahlat Shemoun. En febrero de 2008 esta empresa presentó un proyecto al municipio de Jerusalén en el que proponía demoler las 28 viviendas y construir 200 unidades más para nuevos colonos judíos immigrantes, así como un centro comercial y una guardería.

Actualmente las familias están esperando que la Corte Suprema congele el proceso de desalojo.

En paralelo, la familia Al-Kurd sufrió la ocupación de una parte de su vivienda (anexo que se construyó entre los anos 1999 y 2001 y que no tiene comunicación interna con la vivienda principal). En el ano 2001, una familia de colonos judíos ocupó dicho anexo irrumpiendo en él durante unos días en que la familia Al-Kurd estaban ausentes debido a la hospitalización de uno de sus miembros, Mohammad Al Kurd. El 25 de febrero del 2007, la Corte Suprema israelí dictó una orden de desalojo para dichos colonos que a fecha de hoy todavía no ha sido implementada.
El comité del vecindario de Sheikh Jarrah que está trabajando contra las estrategias de los colonos judíos y defiende los derechos a sus viviendas:

Considera al sistema judicial israelí un mero instrumento usado por el sistema político israelí. El sistema opera con un solo objetivo que es el de proteger los intereses de los judíos sin tener en cuenta los derechos más fundamentales de los palestinos.

Condena la decisión de la Corte Suprema de desalojo de la familia Al-Kurd.

Considera este precedente una amenaza para el resto de las familias del vecindario que se verían afectadas en el futuro.

Reitera el hecho de que el plan de desalojo es parte de un proyecto más amplio que pretende implantar un nuevo asentamiento judío en la zona.

Llaman a las partes involucradas en el proceso (el gobierno de Jordania y el UNRWA) para que asuman sus responsabilidades históricas y presionen a Israel para que pare el proceso de desalojo.

Exige a las organizaciones de Derechos Humanos, las Naciones Unidas, la Unión Europea, Tony Blair, el Cuarteto y el Peace Camp en Israel para que hagan presión para modificar la política de demoliciones y desalojos.

El comité de vecinos de Sheikh Jarrah, emfatiza y reitera sus derechos de permanecer en sus hogares en Jerusalén, capital de Palestina, y declara su rechazo a tal orden. Llama a su gente y sus políticos para que se posicionen, dén apoyo y les protejan de esta orden injusta. Son conscientes de que esto es parte un plan más amplio para colonizar el este de Jerusalén anexionando especialmente las colonias siuadas alrededor de la ciudad antigua con las areas de Wadi Al Joz, el monte de los Olivos y Ras Almoud. El fin último de este proceso sería expulsar a los palestinos de Jerusalén y anexionar sus tierras al estado de Israel.

Jerusalén, 21 de julio del 2008.
Comité de vecinos de Sheikh Jarrah

Contactos:
Media Office +972 2 2971824

sábado, 19 de julio de 2008

Fawzieh, otra víctima de la limpieza étnica israelí


De marxismo en red publicado en marxismo-org

En Sheikh Jarrah, Jerusalén Este, la familia al-Kurd se enfrenta a un desalojo inminente. La Corte de Justicia israelí puede decretar el desalojo en cuestión de días.
En una manzana de este barrio se están introduciendo familias de la organización de colonos israelí Nahlat Shemoun con el objeto de ir cambiando poco a poco el perfil sociológico del barrio, convirtiendo una zona árabe en judía. Hasta seis casas de familias palestinas han sido ocupadas a la fuerza por familias de colonos.
Fawzieh, la madre de la familia al-Kurd, nos dice: “Teníamos una casa en Jerusalén Oeste y nos echaron en 1948. El gobierno jordano nos dio esta casa, vivimos aquí desde 1954, aquí crecieron mis hijos, ya nos quitaron una casa y ahora pretenden quitarnos otra”

En 1999, la casa colindante de esta familia fue ocupada por colonos. Ese mismo día, también intentaron ocupar la suya pero una de las hijas impidió la entrada poniendo muebles tras la puerta. La justicia israelí decretó el desalojo, pero a día de hoy, los colonos siguen ahí.
Cómo era de suponer la convivencia no es fácil. Los colonos llegaron a entrar armados en la casa de Fawzieh e intentaron involucrar a su familia con la resistencia palestina: ”Pusieron armas detrás de nuestra casa para acusarnos de terroristas y así poder echarnos”. Los hijos de los colonos aprovechan la costumbre árabe de tener las puertas abiertas para molestarles: ”entran en nuestra casa, cojen lo primero que ven y salen corriendo”.

Como se puede apreciar en la foto han puesto la bandera israelí en sus casas, como hacen también la ciudad antigua. El odio de los colonos hacía los palestinos llega a extremos de psiquiátrico. Fawzieh nos cuenta cómo vió a la madre de la familia israelí enseñarle a su hijo de cinco años una foto de un líder palestino y le dijo: “mira, hijo, este es un árabe, son nuestros enemigos, cuando seas mayor tendrás que matarle, porque con los árabes nunca habrá paz”.
La familia no tiene mucha confianza en la justicia israelí: “Tenemos documentos que demuestran que esta casa es nuestra. Los colonos han presentado documentos falsificados, pero la Corte de Justicia está influida por los colonos, no cumplen con la ley, sino con los deseos de los colonos. Ellos me han ofrecido mucho dinero por la casa, ¿qué mejor prueba de que no les pertenece?”, recalca Fawzieh
La política de establecer pequeñas colonias judías en Jerusalén Este se viene realizando desde hace años en la ciudad antigua, en la zona del Monte de los Olivos, en Ras Almoud, en Wadi Joze, etc y tiene por objeto limpiar de palestinos Jerusalén Este, cambiando la fisonomía de la población y terminando por unir estas pequeñas colonias con los grandes asentamientos de colonos de los alrededores de Jerusalén, como el de Maale Adumim (30.000 colonos), situado en la Cisjordania palestina.
Este plan de llevarse a cabo hasta sus últimas consecuencias haría imposible en la práctica cualquier acuerdo de paz que tenga a Jerusalén Este como capital de un futuro estado palestino. Y ese es, precisamente, el propósito de los colonos.
Es muy importante, por tanto, que este nuevo caso de expulsión de palestinos de Jerusalén, de auténtica limpieza étnica, no quede en el olvido. Hay que rodear a esta familia de la solidaridad internacional y enviar mensajes de protesta a la Corte de Justicia israelí.
Azahara, la chica palestina que soportó una retención de seis horas en el aeropuerto de Ben Gurión, concluye: “Las violaciones de los derechos humanos están a la orden del día en esta tierra, la única ley que rige es la de la ocupación, la del apartheid, la del asesinato mental y fisico del pueblo palestino, la impotencia, la desesperación, la incomprensión, son sentimientos comunes que todos los palestinos tenemos, pero la resistencia es más fuerte que todo eso, es más fuerte que cualquier arma del mundo, no nos marcharemos de nuestra tierra, porque nosotros cultivamos esta tierra cientos de años atrás, porque resistiremos este genocidio, nuestros niños invadirán las calles, al grito de una Palestina libre”.

Javier García

viernes, 18 de julio de 2008

No era una casa, sino dos






De marxismo en red publicado en marxismo.org

¿Dos casas? ¿En quince días? ¿Cómo es posible? Esas eran las preguntas que nos hicimos los brigadistas cuando nos enteramos de que íbamos a reconstruir dos casas y no sólo una como estaba previsto.

Albañiles, arquitectos, gente que entiende de la materia nos decían antes de partir que era imposible construir una casa en ese plazo.

Los menos incrédulos nos imaginamos que la casa se entregaba a la familia en bruto, sin enfoscar, sin pintar, sin el sistema de electricidad. Pero estábamos equivocados, las llaves de la casa se le entregan a la familia para que pueda vivir de forma inmediata en ella y por tanto, se entrega con la fontanería terminada, con luz, pintada,… en perfectas condiciones de habitabilidad.

Meir Margalit, coordinador del ICAHD, lo explica: “La labor es difícil pero no se puede tardar más porque la inspección municipal israelí de Jerusalén puede demoler la casa en cuestión de horas si es descubierta. Al ser la construcción ilegal, la única posibilidad es que la familia habite la casa cuanto antes. Con la familia dentro podemos iniciar un litigio judicial y hacer que la casa esté en pie hasta diez años, a veces. Pero sin la familia dentro existe la posibilidad de que sea demolida de nuevo si descubren que la estamos reconstruyendo. Por eso hay que construirla tan rápido. Es una carrera contra reloj”

Cuando llegamos hace cuatro días a la obra nos encontramos la cimentación realizada y nos pusimos a levantar la estructura.

Contamos con la valiosa ayuda de cuatro profesionales palestinos que son los que dirigen el trabajo en todo momento.

Entre las dos casas hay unas 40 personas trabajando por turnos con mucha ilusión e ímpetu. Se trata de un grupo de varias nacionalidades diferentes: hay norteamericanos, ingleses, portugueses y nuestra brigada compuesta por madrileños, catalanes y andaluces.

El trabajo se desarrolla en un ambiente distendido, estamos rodeados de niños que no paran de gastarnos bromas y de echar un cable. Parece increíble que en un lugar donde existe una amenaza diaria para la vida el ambiente sea tan alegre y tan humano.

Nosotros trabajamos en una casa de unos 90 metros cuadrados, la llamamos la casa grande. La otra sólo tiene unos 50 metros cuadrados.

El mismo martes que llegamos, por la tarde, se levantaron los pilares. Cubo a cubo se rellenó de hormigón el enconfrao. El miércoles colocamos las bovedillas en el techo. El jueves por la mañana se puso la armadura y por la tarde, se bombeó el hormigón terminando el techo. Y también se empezaron los tabiques.

Hoy iniciamos nuestro cuarto día y ya empezamos a creer que es posible terminarla a tiempo. Es posible, tiene que ser posible, haremos que sea posible.

Javier García

jueves, 17 de julio de 2008

A Salim le han demolido la casa en cuatro ocasiones


“Esto no pasa en ninguna parte del mundo”

De Marxismo en red publicado en http://www.marxismo.org/

“No hay palabras para describir lo que ustedes están haciendo. Todos los palestinos apreciamos lo que estáis haciendo aquí. Podrían haberse ido a cualquier sitio a descansar pero han preferido sacrificar sus vacaciones para venir aquí a trabajar” afirma Salim.

Salim es el cabeza de una familia con mujer y seis hijos al que le han demolido la casa en cuatro ocasiones: “Vienen 200 soldados, la policía, los buldozers, por la mañana muy temprano, te echan de la casa, te tiran los muebles, te destruyen la casa y te dejan en la calle con tu mujer y tus seis hijos. Esto no pasa en ninguna parte del mundo”

Desde 1967, 18.000 casas han sido demolidas por Israel, dejando en la calle a más de 100.000 palestinos. El 95% de estas demoliciones no tienen nada que ver con temas de seguridad. Sólo es parte de la política israelí de apoderarse del país, echando a los palestinos de la tierra en la que han crecido generación tras generación para concentrarlos y hacinarlos en pequeñas zonas controladas por el ejército al estilo de los batustanes sudafricanos del apartheid.

“Las demoliciones de casas es uno de los aspectos más dolorosos de la ocupación. Es la esencia del conflicto pues en síntesis se trata de una gente que echa a otra de su tierra para quedarse con ella” subraya Jeff Halper, director del ICAHD, el Comité Israelí contra la Demolición de Casas.
El ICAHD ha reconstruido 130 casas en diez años de existencia. “Se trata de un acto de solidaridad y desobediencia civil. Las casas que reconstruimos, una vez que entra la familia a vivir, pueden durar hasta diez años sin ser destruidas a pesar de que la reconstrucción es ilegal y la amenaza de una nueva demolición puede hacerse efectiva en cualquier momento. Sin embargo, adquirimos el compromiso de reconstruir las casas que destruyen” nos comenta Meir Margalit, coordinador del ICAHD.

“Cuando mi hija vio venir a los soldados, en la que ya era la tercera demolición de mi casa, yo le dije que no se preocupara, que la protegería. Mi hija me contestó que ella ya había visto como los soldados derribaron nuestra casa y me pegaron y que yo no podría hacer nada para evitarlo. Entonces es cuando uno llega a darse cuenta que ni siquiera puedo proteger a mi hija pequeña. Reconstruir una casa es una forma concreta de resistir la ocupación. Y esto lo van a entender cuando ayuden a la familia a meter los muebles en la vivienda” nos dice Salim.

La historia de Salim se repite en cada familia palestina a la que le han demolido la casa. “Solicité tres veces la licencia de construcción, pagué más de 15.000 dólares y me denegaron el permiso las tres veces. Uno de los pretextos era que el terreno era inclinado. Pero en Jerusalén todo el terreno es así, porque es una zona montañosa. Otro pretexto era que se trata de un área agrícola, como verán ustedes aquí nadie ha plantado nada desde los tiempos de Adán y Eva porque es un terreno pedregos”

La casa reconstruida de Salim lleva cinco años en pie, pero todavía no puede evitar algo que se ha convertido en una costumbre tras la pesadilla que ha vivido su familia: ”Cada mañana lo primero que hago al levantarme es mirar por la ventana y comprobar que no hay un buldózer en mi puerta”

Javier García

miércoles, 16 de julio de 2008

Anata: una isla palestina rodeada por un muro de intolerancia




De marxismo en red publicado en http://www.marxismo.org

Tras los “obstáculos” del aeropuerto, por fin, llegamos a nuestro objetivo: Anata. Una pequeña ciudad de 30.000 habitantes que incluye entre su población al campo de refugiados de Shu Afat donde 20.000 personas se hacinan en tan sólo un kilómetro cuadrado.
La mayoría de estos refugiados provienen de la población expulsada a la fuerza en la Naqba: la catástrofe que supuso la destrucción por parte del sionismo armado de 500 poblaciones palestinas en 1948. Los refugiados que se establecieron en Jerusalén fueron a su vez expulsados en 1967 de la zona tomada por el ejército israelí dando lugar a este campo de refugiados.
En la foto se puede apreciar a la izquierda el campo de refugiados y a la derecha un asentamiento israelí de colonos. La diferencia entre ambos es evidente: mientras en el primero las familias tienen que ir construyendo nuevas plantas en las casas para ir acogiendo a los nuevos miembros, es decir, se produce un crecimiento en vertical por la falta de espacio, en el asentamiento de colonos se distinguen modernas casas unifamiliares y amplias zonas para su futura expansión, desarrollándose en horizontal.

También se puede apreciar el muro que separa los dos enclaves. Un muro que acabara rodeando Anata por todas partes menos por una que conecta la ciudad con Jerusalén. Lógicamente el paso está vigilado por un check-point israelí. Lo curioso y a la vez dramático es que más del 50% de la población de Anata no puede ir a Jerusalén porque poseen la tarjera verde que les identifica como palestinos de los territorios ocupados. Si esta barbaridad se consuma, miles de palestinos, hombres, mujeres y niños se encontrarán encerrados de por vida sin posibilidad alguna de salir de este nuevo gheto.
Llama la atención la corta memoria que tienen las autoridades israelíes. Todavía el mundo se escandaliza con la vergüenza del gheto de Varsovia y los gobernantes de Israel repiten, copian, imitan los métodos genocidas de los nazis del III Reich que asesinaron a seis millones de judíos, entre otros colectivos -gitanos, rusos, polacos, comunistas, republicanos españoles, etc.
Una injusticia nunca debería ser reparada con otra.

Javier García.

Despedida de la Brigada a Palestina en el Aeropuerto de Barcelona.







Los y las brigadistas llegaron desde Sevilla, Madrid, Portugal y Cataluña para hacer el salto a Ben Gurion en Tel Aviv, Isrtael. Allà los esperaban la gente de ICAHD que gestionan el plan de reconstrucción de casas palestina en Anata, demolidas por el ejército de Israel.

Fotos de Muhammad Naqash.

martes, 15 de julio de 2008

Brigada Palestina “Aquí nadie viene a hacer turismo”


Publicado en marxismo en red http://www.marxismo.org

Con mucha ilusión llegó al aeropuerto de Ben Gurión (Tel Aviv) la Brigada de Cooperantes procedentes de la Península Ibérica. 17 personas que portaban la esperanza de contribuir con su esfuerzo a reparar la injusticia que supone la política de demoliciones de casas palestinas ejercida por las autoridades israelíes.

Entre sonrisas, sueño y cansancio de todo un día de viaje bajamos la escalerilla del Airbús para encontrarnos la triste realidad de una sociedad militarizada por el neurótico régimen sionista. Un judío austriaco de cerebro privilegiado, apellidado Freud para más señas, hubiera escrito escandalizado toneladas de hojas sobre la actual paranoia israelí y quizás se hubiera quedado corto.

A pie de escalera y a modo de presentación y quizás de advertencia, cuatro o cinco seguratas se entretenían disparando preguntas en inglés al pasaje medio dormido, separando a grupos y reteniendo a gente.

De pronto nos damos cuenta que el bus sale y un chico de nuestro grupo queda en tierra retenido. Su crimen: ser diferente, llevar el pelo demasiado largo.

Tras media hora de espera nos lo encontramos a la puerta del control de pasaportes sin que nadie nos haya dado la más mínima explicación.

Abordamos la siguiente prueba: el control de pasaportes. Azahara no podía imaginarse un recibimiento como el que ha experimentado. Era la primera vez que pisaba tierra palestina, la tierra de sus ancestros, pero le tocó sufrir la paranoia de la seguridad israelí. Seis horas de retención en las barreras de seguridad del aeropuerto, cinco interrogatorios continuos, presiones psicológicas, humillaciones, amenazas… Y todo por llevar unos apellidos árabes, ese es su crimen.

“Si encontramos que tienes familia aquí, ¡te echo!”

Si algún ciudadano israelí hubiera sido tratado por la policía española sólo con la mitad de la mala leche con que han tratado a esta chica de sólo 23 años con seguridad se habría hablado de antisemitismo.

Se le han realizado preguntas que nada tienen que ver con la seguridad de un aeropuerto ni de una aduana: el teléfono privado (¿van a interceptar sus llamadas?), el e-mail (¿van a vigilar sus correos?), su implicación política en España (pero, en qué quedamos, ¿no están hartos de decirnos que Israel es la única democracia de Oriente Próximo?),…

“Este es mi país y yo soy el que decido si te quedas o te vas. Si encontramos que tienes familia aquí, ¡te echo! ¿Turismo? Aquí nadie viene a hacer turismo”, gritaba. La frase resume muy bien la psicología del psicópata que avergonzado de sus crímenes sólo ve enemigos por todas partes.

El objetivo de todo este martirio psicológico es provocar en la persona retenida el miedo, la angustia, el temor de volver a Israel. Lo que buscan, en definitiva, es intimidar al voluntariado. No creen en una paz justa porque su régimen sionista está basado en la limpieza étnica, en el genocidio, en el fraude, en el robo… Odian que se les nombre a Palestina porque su misión es borrarla del mapa político, de las conciencias y hasta de la memoria. Más no lo conseguirán. Mientras que haya jóvenes como Azahara que no se rindan ante la barbarie y caminen por la senda de la justicia, P A L E S T I N A seguirá viva.

Javier García

martes, 1 de julio de 2008

Derogar las directivas europeas que vayan contra derechos o libertades

Coordinadora intercultural d’inmigrants de L´Hospitalet de Llobregat.

A la entrevista hemos asistido, por una parte, Ricardo Cortés, presidente de la Asociación Cruceña de Bolivianos de L’Hospitalet y, por otra parte, Manuel Cuevas impulsor de dicha Coordinadora en representación de la AVV Pubilla Casas (Vocalía de Inmigración) y de la ciudadanía de la localidad.

Lo planteamos bien claro, nuestra respuesta fue que todas las directivas o normativas que ataquen a los derechos laborales o libertades conseguidas de luchas, serán rechazadas hasta que se deroguen con “¡ni un paso atrás!”.

Manuel Cuevas

Sigue en http://bastidadeuia.blogspot.com/