viernes, 16 de febrero de 2007

En el Foro Social de Sevilla contra la cumbre de la OTAN




De izquierda a derecha: Nines Maestro (Corriente Roja), Javier García (CUT/IU), Àngels Tomàs (PIE, EUiA), José Couso (hermano del periodista asesinado en Iraq).
Àngels Tomàs Gonzalo.

Miembro de la ejecutiva del Partido de la izquierda Europea (PIE), de la Comisión Nacional de EUiA, y del Consejo Político Federal de IU.

Ponencia en el Foro Social de Sevilla y la contracumbre contra la OTAN.


Buenos días a todas y todos,

No vivimos hoy en una situación en la que la posibilidad de la transformación social profunda, de la superación de capitalismo sea una realidad inmediata. En estas condiciones, hablar de la OTAN y de su presente será hablar de esa política por otros medios, las armas, que realizan los poderosos, los amos de mundo. Será hablar de las CONTRADICCIONES ENTRE ELLOS y de cómo, mientras el momento de la transformación social llega, vamos usando esas contradicciones y las debilidades que ello genera para que la gente trabajadora y los pueblos; en definitiva, LOS DESHEREDADOS DE LA GLOBALIZACIÓN, vayamos aprovechándolas para ir abriendo el espacio que hará la transformación posible.

En términos marxistas diríamos que vamos a hablar, sobre todo, de contradicciones interimperialistas. Unas contradicciones que, usadas inteligentemente, pueden reforzar a los oprimidos y ayudar a acercar la puerta que abra la perspectiva socialista.

Perteneciendo a Ezquerra Unida i Alternativa, organización hermana de Izquierda Unida en el estado y como ésta al Partido de la Izquierda Europea es imposible hablar de la OTAN sin hacer una mención expresa a la potente lucha que contra la integración en esa alianza militar reaccionaria e imperialista llevó a cabo la izquierda española hace ahora algo más de 20 años.

Como todas y todos sabéis, no ganamos el referéndum y España acabó en la OTAN, pero esa consulta no fue una derrota en toda la línea. Se perdió la guerra, sí, pero se ganaron varias batallas en ella. La primera, la convocatoria del propio referéndum; la segunda, la no integración de España en la estructura militar; la tercera, la no nuclearización del país y, la cuarta, la recuperación formal del control de las bases de utilización conjunta.


Sin duda alguna, el referéndum fue una gran frustración política que manifestó muy a las claras cuales eran los límites de la transición española.


En el lado positivo debemos también añadir en el campo de la política práctica la constitución de Izquierda Unida como proyecto político plural hace ahora 20 años. Su nacimiento fue también una lección ese enorme esfuerzo de la izquierda contra esa alianza imperialista.

La OTAN hoy no pasa por sus mejores momentos. Lo cual no quiere decir que esté al borde la extinción. Lo que quiero señalar es que debemos aprovechar este mal momento para dar pasos en su deseada desaparición.


Como dije al principio, vamos a hablar de política imperialista, de roces entre imperialistas, de roces en el marco de la política de los sectores dirigentes de las clases poseedoras más poderosas del planeta.


La OTAN es una alianza militar imperialista, pero una alianza a través de la cual se pone negro sobre blanco el dominio de post guerra de los EEUU y el papel subalterno en lo político y, por ende en lo militar, de las potencias europeas con respecto al gigante americano.


En resumen, los negocios de los europeos avanzarían, el capitalismo en el viejo continente se reconstruiría, pero a condición de hacerlo de manera supedita a los EEUU. Con sus más y sus menos eso fue así hasta que desaparece, al hundirse la URSS, el marco estratégico que justificaba su teórica existencia y empiezan a tomar cuerpo las realidades que van demostrando que vivimos los años de la decadencia del “imperio americano”.


En 1991 los EEUU buscan una “redefinición” de la Alianza y avanzan hacia la idea de transformar la OTAN en un instrumento de intervención rápida en la periferia (Afganistán, Afríca, Haiti…) Desde que se inició ese intento de redefinición de los objetivos atlánticos y la consiguiente forma de aplicarlos, la OTAN ha estado constantemente sometida a tirones entre Europa y los EEUU.


Ese papel de intervención rápida propuesto por los EEUU sólo fue más o menos aplicado en los Balcanes.


Aclaro que cuando hablo de Europa me refiero, sobre todo, a Francia y Alemania. El resto de países jugamos un papel subalterno en este asunto dividiéndonos en la pelea entre lo que se ha llamado en la prensa los defensores de la nueva y vieja Europa. Unos los primeros, fueron los partidarios de la aventura guerrera en Irak, los segundos, fueron las naciones y gobiernos que, de una u otra manera, intentaron que bien no existiera o que, en su defecto tuviera, esta intervención, el respaldo de la ONU.


A finales de los 90 la Administración Bush intenta una nueva “redefinición” de la OTAN en el marco de su estrategia de “globalización armada”. La globalización armada es una manera de hacer frente a su decadencia económica. Los USA al final de la II guerra mundial producían el 52% de todo lo que el mundo consumía, ahora no llegan al 20%. Ese retroceso sólo puede ser suplido por el dominio militar y el control absoluto de las fuentes de energía, particularmente, el petróleo. Disciplinar a través de la OTAN a los europeos era el camino.


En este mundo, los espacios que uno deja, los llena otro. Así si los EEUU no cubren con producción su dominio del planeta, otros avanzan y, transforman ese avance en poder político y militar.


Europa ha seguido desde finales de la II guerra mundial la misma táctica, una táctica que el profesor Gowan tilda de “seguidismo subversivo”. Lo que en otras palabras podríamos señalar como que se acepta la mayor, pero en el reglamento y en la forma se intenta avanzar, siempre un poquito para que cada decisión al final, sin romper el tablero acabe dando más fuerza al eje franco-alemán.


Un ejemplo de ese proceder lo vimos en la forma en que la ya vieja y rechazada por nosotros constitución europea trataba los puntos de la defensa de los Estados y la relación de ello con la OTAN a la par que a través de Solana y la PESC reforzaba las bases de un imperialismo armando europeo.


Sabedores de esa realidad las Administraciones americanas intentan ganar su pulso introduciendo a través de la OTAN un conjunto de Estados, sobre todo Este y centroeropeos que permitieran el contrapunto que restara fuerza a ese “seguidismo subversivo” de Gowan. Así, la necesidad de Alemania y Francia de abrir el mercado del Este se vuelve contra ellos en lo militar. Una realidad que la privilegiada relación EEUU- Gran Bretaña- Australia todavía se complica más.


Tras muchos tirones y presiones los países del núcleo duro de la UE en la OTAN han aceptado cubrir un flanco de la intervención de los EEUU en Oriente Medio (Líbano) y en Afganistán, eso sí, bajo mandato ONU.


Ese hecho no ha evitado que esa política esté provocando una seria crisis en la OTAN. Crisis que se refleja en la falta de perspectiva que sufre la intervención en Afganistán o en la reciente negativa al envío de más tropas por parte del gobierno español.


Paralelamente, la línea de globalización armada pura y dura lanzada en su día por Bush y refrendada en la famosa foto de las Azores se halla hoy tocada de muerte en el pantano iraquí.
Esa crisis de la OTAN tiene dos lados, uno es el unilateralismo armado de Bush, el otro, la realidad evidente de la cierta autonomía política que la UE expresa a través de una cierta propia política común.

Nosotros luchamos a favor de la paz y de un mundo basado en el respeto al derecho internacional y no en alianzas militares, ya sean regionales o globales.


Por lo tanto, no debemos confundir las tensiones entre los poderosos de la tierra como propias.


Una parte de la izquierda europea, sobre todo aquella que se mueve en el espacio de lo verde y la socialdemocracia considera que el lugar del progresismo sería hoy apoyar el camino de ese iperialismo-semiautónomo que nos propone Solana y la PESC. Debemos rechazar esa trampa.


Debemos seguir luchando contra esa alianza imperialista que es la OTAN. Debemos seguir exigiendo el “Bases fuera” que siempre acompañó al “OTAN NO”, y defender ahora que parece que se vuelve a levantar la bandera de la Constitución europea que queremos que su articulado recoja con claridad meridiana que Europa es un espacio que renuncia a la guerra como forma de actuación internacional, sin comandos de acción rápida y sin articulados que supeditan las decisiones europeas a los compromisos contraídos anteriormente por los países miembros de la UE con la OTAN. La lucha continúa.

Gracias.

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