jueves, 17 de julio de 2008
A Salim le han demolido la casa en cuatro ocasiones
“Esto no pasa en ninguna parte del mundo”
De Marxismo en red publicado en http://www.marxismo.org/
“No hay palabras para describir lo que ustedes están haciendo. Todos los palestinos apreciamos lo que estáis haciendo aquí. Podrían haberse ido a cualquier sitio a descansar pero han preferido sacrificar sus vacaciones para venir aquí a trabajar” afirma Salim.
Salim es el cabeza de una familia con mujer y seis hijos al que le han demolido la casa en cuatro ocasiones: “Vienen 200 soldados, la policía, los buldozers, por la mañana muy temprano, te echan de la casa, te tiran los muebles, te destruyen la casa y te dejan en la calle con tu mujer y tus seis hijos. Esto no pasa en ninguna parte del mundo”
Desde 1967, 18.000 casas han sido demolidas por Israel, dejando en la calle a más de 100.000 palestinos. El 95% de estas demoliciones no tienen nada que ver con temas de seguridad. Sólo es parte de la política israelí de apoderarse del país, echando a los palestinos de la tierra en la que han crecido generación tras generación para concentrarlos y hacinarlos en pequeñas zonas controladas por el ejército al estilo de los batustanes sudafricanos del apartheid.
“Las demoliciones de casas es uno de los aspectos más dolorosos de la ocupación. Es la esencia del conflicto pues en síntesis se trata de una gente que echa a otra de su tierra para quedarse con ella” subraya Jeff Halper, director del ICAHD, el Comité Israelí contra la Demolición de Casas.
El ICAHD ha reconstruido 130 casas en diez años de existencia. “Se trata de un acto de solidaridad y desobediencia civil. Las casas que reconstruimos, una vez que entra la familia a vivir, pueden durar hasta diez años sin ser destruidas a pesar de que la reconstrucción es ilegal y la amenaza de una nueva demolición puede hacerse efectiva en cualquier momento. Sin embargo, adquirimos el compromiso de reconstruir las casas que destruyen” nos comenta Meir Margalit, coordinador del ICAHD.
“Cuando mi hija vio venir a los soldados, en la que ya era la tercera demolición de mi casa, yo le dije que no se preocupara, que la protegería. Mi hija me contestó que ella ya había visto como los soldados derribaron nuestra casa y me pegaron y que yo no podría hacer nada para evitarlo. Entonces es cuando uno llega a darse cuenta que ni siquiera puedo proteger a mi hija pequeña. Reconstruir una casa es una forma concreta de resistir la ocupación. Y esto lo van a entender cuando ayuden a la familia a meter los muebles en la vivienda” nos dice Salim.
La historia de Salim se repite en cada familia palestina a la que le han demolido la casa. “Solicité tres veces la licencia de construcción, pagué más de 15.000 dólares y me denegaron el permiso las tres veces. Uno de los pretextos era que el terreno era inclinado. Pero en Jerusalén todo el terreno es así, porque es una zona montañosa. Otro pretexto era que se trata de un área agrícola, como verán ustedes aquí nadie ha plantado nada desde los tiempos de Adán y Eva porque es un terreno pedregos”
La casa reconstruida de Salim lleva cinco años en pie, pero todavía no puede evitar algo que se ha convertido en una costumbre tras la pesadilla que ha vivido su familia: ”Cada mañana lo primero que hago al levantarme es mirar por la ventana y comprobar que no hay un buldózer en mi puerta”
Javier García
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