jueves, 27 de marzo de 2008

Zapatero volvió a ganar

Presión y movilización para políticas de izquierda

La aguda polarización política entre el PSOE y el PP marcó toda la campaña electoral y ha definido los resultados. La movilización electoral (un 75,32% de participación) ha vuelto a dar la victoria a Rodríguez Zapatero. Otra vez se ha evitado que el PP y sus políticas reaccionarias volvieran al gobierno. La satisfacción por esta victoria de la izquierda no nos exime de la decepción por los resultados de Izquierda Unida y de ICV-EUiA.

Un forzado bipartidismo de la vida política estatal ha concentrado la atención de la mayoría de los votantes (el 83,76% votaron por el PSOE o el PP; en el 2004 fue el 80,30%). Esta polarización ha determinado todos los cálculos políticos. Para la gran mayoría de la clase trabajadora lo importante era que no pasara el PP. Y se ha conseguido. La izquierda en su conjunto sigue reuniendo más votos que la derecha. En el 2004, 13,2 millones de votantes dieron sus votos a distintas candidaturas de izquierdas, por 11,2 millones a la derecha. En el 2008, la izquierda sigue aventajando a la derecha (12,5 millones de votos por 11,7) aunque la derecha reduce su desventaja y se queda a solo 880.000 votos.

La presión de la derecha

La victoria electoral socialista no puede ocultar los condicionantes en los que se ha producido. Durante los últimos 4 años ha sido la derecha, sea con la excusa del antiterrorismo, la familia o la Iglesia, quien ha ocupado la calle y movilizado sus fuerzas, mientras que desde el gobierno se paralizó o desconvocó la mayoría de los intentos para responder con la movilización de la gente de izquierdas. La victoria electoral se ha producido bajo la presión política para debilitar o echar atrás las políticas de izquierda. Valga como ejemplo que, aunque el PSOE y el PP suben el mismo número de diputados, el PSOE sólo gana 38.000 votos mientras que el PP gana 406.000.

El “giro al centro”, o lo que es lo mismo, una limitación del alcance de las políticas sociales y democráticas por parte de la derecha, no puede satisfacer a la población trabajadora de izquierdas y menos cuando la crisis económica está presente y puede agravarse. La respuesta está en responder positivamente a lo que dijo Zapatero en la noche electoral, “ocuparse de los que no tienen de todo”.

Será necesaria una firme política de frente único, de unidad de todas las fuerzas sociales, de izquierda y sindicales, para exigir medidas y políticas de izquierda, para combatir la presión de la derecha y para defender el empleo, el salario y las condiciones de trabajo frente a la crisis económica. Pero también para presionar y exigir al gobierno Zapatero medidas mínimas para mejorar la situación de los que nada tienen: una salario mínimo de 1.000 euros; medidas para mejorar el acceso a la vivienda y al alquiler; más impuestos para los más ricos…

La cuestión nacional

No es posible entender la vida política en el Estado español sin tener muy en cuenta el problema nacional vasco y catalán. El bipartidismo extremo en el resto del país se rompe en Catalunya y Euskadi.

El cambio en el mapa político del País Vasco por la prohibición de las candidaturas de la izquierda abertzale y el intento de ETA de estar presente en la campaña a través del inaceptable asesinato de un ex concejal socialista, ha llevado a que el PS de Euskadi gane en las tres provincias vascas y el PNV pierda 117.000 votos y un diputado. A pesar del debilitamiento de la izquierda abertzale, su llamamiento a la abstención ha tenido un cierto eco, un aumento del 10% en el conjunto del País Vasco y particularmente del 14% en Guipúzcoa.

Si es evidente que el terrorismo individual no puede ser hoy una salida para las exigencias democráticas en el País Vasco, lo es también que sólo encontrando nuevos cauces de diálogo y negociación es como podrá avanzarse en la solución al derecho a decidir que tiene el pueblo vasco.

En Catalunya, CiU ha logrado mantener sus resultados (pierde 61.000 votos pero gana un diputado) y retrocede enormemente ERC, perdiendo 356.000 votos y tres diputados. De los partidos que apoyan el Govern de la Generalitat, sale especialmente reforzado el Partido Socialista, mientras que ERC e ICV-EUiA sufren un importante retroceso.

La contradicción de la campaña bipartidista y centralista entre el PSOE y PP es que, a pesar de ganar votos, ambos han agravado y postergado una solución y acuerdo político en Catalunya y País Vasco. Pero mientras los problemas no se resuelvan acabarán reapareciendo.

Fracaso de Izquierda Unida

El balance de Izquierda Unida ha sido decepcionante. Luchó, luchamos, con todas las fuerzas contra el bipartidismo. Lo hizo con propuestas de izquierdas, con exigencia de políticas de izquierda, como garantía frente al giro al centro del PSOE… con propuestas sociales (1.000 euros de salario mínimo, más impuestos para los más ricos, medidas para el acceso a la vivienda, reducción de la jornada laboral y de la precariedad, medidas contra la siniestralidad laboral, defensa de lo público…) y democráticas (diálogo para el País Vasco, laicismo, derecho al aborto, ampliación de derechos, etc.) Sin embargo, una buena campaña y una buena movilización de la militancia no ha podido evitar la pérdida de más de 300.000 votos y de tres diputados.

Es un duro golpe que obliga a replantearse el balance y el futuro de Izquierda Unida. Porque, más allá de la presión bipartidista, es evidente que las sucesivas crisis y enfrentamientos internos han debilitado que IU aparezca como una posibilidad de presión y alternativa a las políticas del PSOE. La ruptura en Valencia se ha saldado con la pérdida del diputado/a. Los choques en Andalucía o Asturias alejaron la posibilidad de lograr representación. Y si además añadimos la injusticia de una Ley Electoral basada en el sistema d’Hont que perjudica especialmente a IU… el resultado es el duro golpe recibido.

Pero eso no es más que una parte de la explicación. Otra, quizás la más importante, es que IU –paralizada por el conflicto interno- no ha sido vista como un instrumento útil para la acción y para resolver los problemas, a través de los movimientos sociales, de las asociaciones de vecinos, del entramado social de izquierdas, no ha sido capaz de tejer un proyecto propio con una base social capaz de resistir la presión del voto útil.

La reorganización de la izquierda alternativa

La crisis abierta por estos malos resultados y la dimisión de Gaspar Llamazares ante la próxima Asamblea de IU obliga a debatir y reorientar su futuro. Un agrupamiento político y social a la izquierda de los socialistas, como es Izquierda Unida, es completamente necesario para las luchas de la clase trabajadora y la juventud. Sea cual sea la forma concreta que adopte, se necesita en este país una representación política de propuestas de izquierda que no asume el PSOE. Numerosas luchas, numerosas exigencias sociales y democráticas están representadas en las propuestas y el programa de IU, pero falta concretarlas a través de una profundización del trabajo social de IU. Esta es la tarea necesaria para definir la reorganización de la izquierda alternativa en nuestro país.

En un panorama de fuerte bipartidismo como el que queda tras estas elecciones la reorganización de la izquierda exige sumar más fuerzas y no dividir, reforzar el trabajo de base y no huidas hacia delante. Exige poner en primer plano el apoyo y fortalecimiento de las luchas, huelgas, movimientos sociales, antes incluso que el trabajo parlamentario. Exige buscar alianzas con fuerzas de izquierda y no ir cada una por su lado. Por ejemplo, un acuerdo electoral entre Ezker Batua y Aralar probablemente hubiera dado algún acta de diputado/a. El acuerdo en el País Valencià entre Esquerra Unida y el Bloc hubiera permitido, como mínimo, mantener el diputado/a por Valencia…

Si la reorganización política a la izquierda de los socialistas necesita sumar y no restar, la supuesta radicalización de las propuestas no resolverá el verdadero problema: el de estrechar lazos con la gente trabajadora que se moviliza; el de organizar y promover movilizaciones, desde las más pequeñas hasta las más amplias, buscando siempre la unidad para sumar a todas las gentes dispuestas a luchar. Unir en la lucha, unir en la acción, presionar hacia la izquierda al gobierno junto el máximo de fuerzas políticas, sindicales, sociales: ese es lugar que puede y debe ocupar IU.

Desde las limitadas fuerzas militantes que representamos seguimos apostando para que Izquierda Unida, EUiA, Ezker Batua, sean las herramientas para la reorganización de una izquierda que defienda y represente políticas de izquierda.

10 de marzo 2008

Partido Obrero Revolucionario (POR)

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