Abrir el proceso de refundación hacia una Convención de la izquierda es lo que nos puede guiar para entender lo que ha pasado en la 9ª Asamblea Federal de Izquierda Unida. Al mismo tiempo veremos lo que se juega en formar una dirección compartida y unitaria, y plural sin exclusiones, incluida la coordinación general clásica o una de colegiada.
De los documentos adoptados el fin de semana, democrática y soberanamente, pueden surgir dos orientaciones con estrategias suficientemente alejadas como para considerarlas incompatibles entre si. Es decir, sobretodo del documento troncal, y de la declaración de refundación (aclaro que ésta la voté en contra), puede construirse una política confluyente para las diferentes sensibilidades, tendencias ideológicas y corrientes, o puede ser completamente divergente.
Ahora todo el mundo está pendiente de quien será el coordinador o la coordinadora, pero la importancia de este hecho supera en creces a las personas implicadas. Lo que cuenta es lo que representan, qué apoyos políticos y de gente disponen, y sobretodo qué política pueden desarrollar.
Desde EUiA hemos estado muy implicados. Podemos decir con voz clara y alta, con orgullo, que en buena parte si se ha conseguido comenzar, debatir, desenvolverse y también concluir la 9ª Asamblea federal de IU, es por el trabajo paciente y de consenso tejido des de la Comisión unitaria, por su coordinador, y por el firme apoyo que ha aportado la gente de EUiA. Un grupo de miembros de EUiA en la presidencia federal, nos hemos dejado la piel, las pestañas y el sueño. Ha sido un buen trabajo en equipo.
Esto nos permite mirar la cosa cara a cara. Sin temores del amplio espectro de colores. Y pisando firme para hacer un buen camino. Hemos hecho la mencionada asamblea, pero su desarrollo no ha ido bien, no ha funcionado como habíamos previsto, pues habíamos trabajado para un resultado más positivo y de consenso. Es una contradicción que hay que admitirla sin hacer aquello del avestruz, esconder la cabeza debajo del ala. Tampoco es cierto que haya sido un desastre, ni algo incomprensible, pues IU sigue sin la temida y fatal ruptura o estallido. Estamos en una situación en que el resultado de la asamblea nos permite seguir la tarea de aderezamiento que necesita un proceso de refundación.
El dilema refundacional está entre dos opciones básicas, que pueden tener muchas interconexiones en sus aspectos secundarios.
Orientarse a privilegiar los aspectos ideológicos, de un comunismo bastardo y zafio juzgado por la historia, con el derrumbamiento del Muro de Berlín, hecho trizas con la disgregación de la URSS, condenado por las millones de torturas y muertes. Establecer como objetivo político de agitación una 3ª República, en vez de hacer propaganda de sana soberanía republicana. Proponer un federalismo de Estado único con mención a los Reinos de Taifas, para eliminar el derecho de autodeterminación y a decidir entre los pueblos del Estado español o ibérico. Una lucha contra la crisis donde no se proponen alianzas políticas para las diferentes capas trabajadoras, y a otras clases sociales también golpeadas por el neoliberalismo. En fin, una concepción sobre la resolución del grave conflicto y la crisis de la izquierda, como si pudiese resolverse con combinaciones entre las diferentes fracciones de las direcciones del PCE y afines. Incluso más, donde IU quedaría supeditada, y la soberanía de la afiliación lastrada, por las decisiones de síntesis de lo que se llama “el partido”.
La otra posibilidad a la que aporto mi compromiso, es una orientación de refundación sobre la base de la movilización y acción de propuesta política, con amplia pluralidad ideológica. Donde en todo lugar se practique la inmersión de IU en los nuevos fenómenos cotidianos de la gente trabajadora y de la juventud. Donde se abran de lado a lado las puertas de las asambleas de base a los nuevos movimientos generales y locales que brotan por doquier, a pesar de que sean tan parciales y débiles. Donde el PCE participe sin excluir las demás componentes, ni limitar la necesaria variedad de la izquierda a una sola ideología, ni a una versión unilateral y escorada del Manifiesto Comunista de Marx-Engels y del Estado y la revolución de Lenin, de los cuales otras tendencias revolucionarias hacemos lecturas y praxis diferentes. Por tanto se trata de encaminarse a una Convención de la izquierda que permita las alianzas políticas con todos los segmentos sociales y de su representación política, necesitados de defenderse de lo que nos cae encima. Eso significa, al mismo tiempo, una refundación de una fuerza movimiento, unitario, plural, útil, con convicción en un federalismo respetuoso con los pueblos, por lo tanto defensor a fondo del derecho a la autodeterminación. En fin, una refundación que distinga las tareas de la propaganda para una sociedad socialista, con un Estado con soberanía democrática para la ciudadanía y los pueblos, de la agitación actual concreta para la forja de organización como movimiento plural.
Francesc Matas Salla
(Traducido del boletín electrónico de EUiA)
domingo, 23 de noviembre de 2008
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