El nudo gordiano de la Comisión unitaria del 13 de octubre fue el reglamento de la asamblea.
Hubo una propuesta del coordinador de la Comisión unitaria, Joan Josep Nuet. Estaba esbozada a partir de los acuerdos de la semana anterior con tres cuerpos, un texto de inicio, con el que se aparcaba el escollo de un informe de gestión (pues el coordinador general anunciaba su dimisión), los documentos en liza oficiales y de las federaciones, y una resolución política final, con la elección de un Consejo Político federal al que se propone adelgazar, y darse tiempo para madurar las posiciones encontradas sobre la elección del coordinador general en la asamblea, en el CPF, o dentro de una permanente o coordinación colegiada.
Pues bien, con altisonantes reclamos recibimos también otra propuesta de reglamento desde Valencia, que hacía tabla rasa de lo dicho. La Asamblea era con Balance de gestión presentado por el coordinador general saliente (obviando su dimisión), la votación de los tres manifiestos-documentos para establecer el mayoritario de los tres y convertirse los demás en enmiendas a este, una resolución política, y la elección de la dirección.
Y entonces hubo aquello del dije y el digo. Deshacer el nudo, es decir las interpretaciones e incluso las incomprensiones nos llevó dos horas y cuarto a lo menos. Por rubor ahorro los detalles y los circunloquios prodigados con generosidad.
El suspicaz, lento y tortuoso diálogo, pero diálogo al fin y al cabo, nos encaminó a deshacer el entuerto. Al menos para esta comisión unitaria, hasta que en la próxima palmemos las últimas interpretaciones y genialidades.
En el curso de las intervenciones los tres sectores oficiales se deslindaron en jirones. Fue entonces que la apremiante exigencia de balance o informe de gestión, o la negativa a un texto de inicio, se volatilizó ante dos realidades. Una que incluso un dirigente del sector proponente sobre la gestión señaló por enésima vez que consideraba que nadie iba a hacer un tal informe de gestión. La otra, que todas las partes constataban la necesidad de empezar con buen pie la asamblea, que no se podía seguir autistas a las necesidades de la sociedad, y lo mejor era enfocar todo el peso político en alertar de la crisis económica y en presentar una alternativa de izquierdas para la gente trabajadora. Esta realidad aplastante contribuyó a concitar el acuerdo. Entonces el denominado texto de inicio evolucionó a Informe de coyuntura, con ánimo de marcar orientación unitaria unánime.
Había también acuerdo en una resolución política final, con la perspectiva al proceso constituyente.
Subsiste el desencuentro en el método de tratar los documentos troncales, y en el asunto del tipo de coordinación, sea ésta general, del CPF, o del organismo colegiado general. Se conminó a todas las partes a acercar posiciones y a tomar alguna decisión salomónica en una presidencia federal para el 3 de noviembre, dos semanas antes de la asamblea.
Sobre los documentos se reprodujo la volatilización de las rigideces y disciplinas en torno a los tres sectores oficializados por los tres manifiestos documentos oficiales del CPF. Varios coordinadores y dirigentes anunciaron que en su Federación había “un cuarto” documento de tipo síntesis o unitarios, o mandato de conseguirlo, que debían tratarse como documentos oficiales de la Asamblea, según las decisiones del mismo CPF. La CUT hizo llegar durante la semana su propio manifiesto “Por una IU anticapitalista y soberana”.
Defendí en esta cuestión la asamblea especial que teníamos delante; que la fórmula sobre los documentos tenía que permitir con flexibilidad todas las posibilidades para conseguir fraguar un documento unitario; que era un error considerar que estaba zanjada la asamblea con las elecciones de delegaciones afines a rajatabla a una de las partes; pues la misma comisión unitaria ofrecía mucha mayor variedad, pluralidad, y originalidad que una disciplina ciega a tal o cual; que habría varios cuartos documentos (como en el dicho “si no quieres caldo, tres tazas”) con intención de forzar un documento unitario, y que no se podía impedir su debate ni su función para conseguir el unitario; insistí en que los tres manifiestos-documentos habían cumplido su función pero eran cosa del verano, superados, por lo tanto planteé considerar que se retiren los tres manifiestos-documentos por sus promotores, para dar paso a que se conviertan como los demás en elementos de un documento unitario; las comisiones han de trabajar sin corsés ni prebendas, con igualdad pues todos los documentos adoptados legalmente son oficiales para la asamblea, lo cual obliga a la comisión unitaria a trabajarlos. Además la asamblea está programada para el sábado y domingo, y esto concita gran tensión.
En su resumen de coordinador, JJ Nuet, reflejó que el desacuerdo es sobre el contenido y la metodología de debate de los documentos, se animó en la defensa de los documentos de las Federaciones superadores de los tres manifiestos-documentos, e incluso se lanzó con un “yo soy de los que no voy a votar ninguno de los tres documentos actuales”.
En Rivas Vaciamadrid ya preparan sobre el terreno la logística para la asamblea, con medios austeros, en el Auditorio Pilar Bardem, un sugestivo nombre para la atribulada IU.
Francesc MS
miércoles, 15 de octubre de 2008
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