“Es absurdo pedirme que me porte bien -respondió el fantasma, mirando estupefacto a la joven que tenía la audacia de hablarle-, realmente absurdo… sacudir mis cadenas… no creo que esto sea portarse mal. Es mi única razón de ser.”
El fantasma de Canterville de Oscar Wilde.
El lunes 27 en el Consejo Político Federal de IU fuimos actores de otro absurdo.
Se trataba de una tentativa de evitar que la asamblea federal se abra con una charanga de tongo censatario (tal vez para rememorar y tomar el relevo del tongo por parte de extremeños con que finalizó la última asamblea). Se tenían que tomar unas decisiones de aprobación de actas para desvanecer el castigo de la demanda judicial sobre los censos, procedente de tierras asturianas. Además, ante la dimisión del coordinador general, la comisión unitaria proponía otorgar poderes a cada una de las tres partes en las que se debate IU.
“Hay pacto” entre las tres partes, se nos dijo; el Consejo sería una balsa de aceite. Se aprobaba todo lo concertado, pues se habían retirado las medidas cautelares preliminares de la demanda judicial que exigían la paralización del proceso asambleario e impedían la celebración de la asamblea federal. Aunque quedaba la profunda herida de la demanda viva en el Juzgado.
Pues mal. Quizás la razón de ser explique el absurdo que deparó el Consejo. Quizás no sea portarse mal el defenestrar y anular “a una otra parte”. Quizás sea realmente absurdo defender algo de sensatez a partes que quieren a toda costa imponer, dominar o romper.
El antecedente era que el acuerdo consensuado de la Comisión Unitaria del lunes 20 fue que hubiera tres poderes (mancomunados entre dos), correspondientes a uno por manifiesto; en ningún caso se anunció por parte alguna, ni menos se acordó, que habría vetos a según que personas.
El pacto parecía funcionar, incluso cuando un portavoz del ahora documento Otra IU es posible (antes manifiesto IU anticapitalista) pidió que se votaran los poderes por separado para cada persona.
Sin embargo parafraseando aquello de que los pactos se hacen para no cumplirse, o la versión menos cínica de los pactos se cumplen hasta que se rompen, lo que siguió fue que el desacuerdo o el castigo a un responsable se trocó en veto, con el dislate de la exclusión de toda la parte que representaba (sólo nueve dimos el voto para los poderes de esta parte). Esta vía dinamita a IU como conjunto.
Con este Consejo quizás salvemos la asamblea de IU ante la demanda judicial asturiana por el acuerdo legal del CPF referente a las actas, ahora bien el resultado político sobre los poderes es un grave error. En vez de seguir el camino con el conjunto, se cede y cae en que unas partes (dos de ellas) excluyen a una tercera.
Ahora nos corresponde enmendar el error originado por la ausencia en la sesión de buena parte del CPF (de IU abierta), y por un acuerdo (de IU futuro) de ceder (ante IU anticapitalista) en votar por separado los poderes de los tres representantes-apoderados de IU, en vez de votarlos en conjunto como establecía el consenso previo unitario. Por supuesto no pretendo juzgar ni aún menos pregonar maldades. Es sencillo, la razón de ser de una parte ha anulado a otra.
La separación o exclusión de cualquier componente era precisamente un elemento vital que la comisión unitaria pretendía evitar. Ahora bien el Consejo, soberano pero menos con estos pactos aviesos, le ha enmendado la plana.
Así, con imposición de fraccionalismo y revancha, no se puede dirigir ninguna refundación de movimiento plural.
Por esto transmito mi profunda desazón y desacuerdo político sobre el desarrollo y el resultado político de este Consejo Político Federal. Discrepo profundamente de estas maneras en que se ve y encara la refundación por algunas partes de IU, no es mi perspectiva.
Necesitamos forjar consenso y sensatez política para encarar una senda unitaria y amplia en el proceso de refundación. Hemos de conseguir cambiar esta razón de ser.
Francesc Matas Salla
29 de octubre de 2008.
miércoles, 29 de octubre de 2008
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