Publicado en LA AURORA.
Va a haber la Asamblea Federal de IU, y se va a iniciar un proceso constituyente de refundación como movimiento de izquierdas. El tremendo efecto de la crisis económica provoca un beneficioso reflejo de presentar alternativas sociales y políticas para las clases trabajadoras.
Todas las tendencias están para que IU siga i seguir con IU. Con una nueva IU. Quizás les atenaza el vértigo y terror a un estallido o a rupturas irreparables que les condenarían a quedar fuera del escenario político, como sectores testimoniales sin fuerza real, en una etapa de cambios económicos de gran importancia. Los agoreros, que no pueden faltar y quizás sean un contrapunto necesario, cotizan a la baja. Aunque no predicen sin causa, pues o hay un acuerdo consensuado honorable para el conjunto con credibilidad para el millón de personas que apoya, o es cierto que el buque se hunde.
Las rupturas en el País Valenciano, o la actuación destructora contra IU de Asturias, son graves ejemplos de lo que perjudica irremediablemente la salud y credibilidad de IU, y de la que nadie se beneficia desde la izquierda, ni siquiera quienes están fuera de IU, soñando en aprovechar para hacer leña cuando el árbol hubiese caído.
Una exigencia de sensatez a las direcciones de IU, emana de la desazón y de la confusión entre la afiliación y buena parte de dirigentes. Progresa una sensación que la gente de IU quiere hacer cosas y movilización útil, y está harta de las querellas y la parálisis interna.
Los “cuarto” documentos
Ya existen más de cuatro documentos, además de los tres iniciales oficiales, con la sana intención de convertirse o conseguir forzar un documento de consenso unitario para la asamblea federal.
Hay también la conciencia generalizada sobre que la misma asamblea de IU ha de ser útil para elaborar una propuesta o plataforma que defienda a la gente trabajadora de las consecuencias de la salvación estatal de los negocios financieros y especulativos inmobiliarios, o de los industriales.
En este contexto los tres manifiestos-documentos iniciales de verano ya han realizado su labor. Han cumplido la función de presentar las partes mayoritarias de la variedad y pluralidad de IU. Los manifiestos, y la comisión unitaria de preparación de la asamblea federal, han permitido un cierto diálogo entre unas cúpulas muy fracturadas y rotas. En su contenido han mostrado las confluencias de propuestas básicas de consenso, y también la imposibilidad de que una parte se imponga a las demás y al conjunto de modo excluyente de las demás. Queda eliminado el balance de la gestión por bloquear los acuerdos de proceso constituyente, hasta el punto que incluso el coordinador general Gaspar Llamazares va a dimitir para eliminar lo que aparece como un obstáculo insalvable.
La dirección de IU y la comisión unitaria han de proceder a trabajar con el conjunto de propuestas y documentos para que el debate sea real, y las conclusiones colectivas firmes.
Lo útil es un documento de consenso plural y unitario
Se equivoca quien se aferra a los tres manifiestos-documentos iniciales. Y aún yerra más quienes fantasean en que uno de los documentos prime o gane sobre los demás, pues es pretender encorsetar a la pluralidad existente en algo periclitado e inadecuado como plataforma de propuesta de conjunto para una perspectiva de movimiento de izquierdas. Lo que conviene y puede ilusionar es dar paso a la pluralidad, a la riqueza que emane de las asambleas, las federaciones, y las aportaciones respetuosas de las sensibilidades ideológicas y de las corrientes de opinión. Estos tres manifiestos-documentos quizás deberían retirarse por sus promotores, por cierto entre los que me cuento, para verter sus mejores propuestas a un documento consensuado de acuerdo plural y unitario.
Incluso los sectores promotores de los manifiestos iniciales reflejan agotamiento por su incapacidad en conseguir un acuerdo, sin entrar en quienes quieren un acuerdo ni en aquellos que se han negado a hacerlo por imponer la exclusión de otras tendencias. Todos los liderazgos están suficiente fracturados y con escasa credibilidad, para que se imponga un acuerdo que incorpore aire fresco.
El documento unitario conviene incorpore a todas las tendencias ideológicas de la izquierda sin exclusión de las que existen en IU, ni de las que pretendemos se incorporen en el proceso constituyente. Necesita que haya propuestas que sirvan para la movilización y para la acción parlamentaria y municipal. Una política de alianzas que genere puestos de trabajo y estudio, que frene y combata las políticas neoliberales y privatizadoras, que se enfrente a los poderes económicos principales, a su representación política de derechas, a los poderes fácticos estatales, y que también pelee contra la gestión socioliberal gubernamental y municipalista. El criterio es que las políticas beneficien a la gente trabajadora en vez de a los capitalistas y hacendados. La perspectiva del documento ha de abrir y llamar al proceso constituyente.
Nadie puede hurtar el debate, ni apañar pactos copulares a espaldas del proceso asambleario. Ninguna corriente puede decidir por las delegaciones soberanas. La crisis de IU ha trastocado mucho tabú sobre los brazos de madera y cautivos. Esto significa trabajar todos los documentos que lleguen para elaborar un documento de consenso plural y unitario.
Un acuerdo de conjunto es lo que puede poner las bases de movilización, desde las que suturar las graves fracturas existentes en IU, en el proceso constituyente de refundación.
Y una lista unitaria
En la asamblea ha de ganar IU y su afiliación. Conviene una lista unitaria para una dirección integradora de la asamblea, cuanto más colegiada mejor. Abrir un proceso constituyente se merece que la asamblea sea un inicio. Desde la asamblea se ha de dar credibilidad a que se trata de proceder a un cambio profundo acorde con las necesidades políticas de poner los medios para forjar alternativas políticas de izquierdas al poder económico existente, al poder político real, y al sistema social vigente.
Una Convención para la izquierda
IU, o con el nombre que se encuentre en el proceso constituyente a una Convención para la izquierda, ha de cambiar profundamente para adaptarse a las nuevas realidades sociales y políticas, y disponer de criterio y perfil propio suficiente, para combatir una adaptación parlamentaria institucional que la neutralice en la labor de forjar políticas alternativas de izquierda trabajadora. El modelo de movimiento político y social ha de ser asambleario y federal, democrático, plural, combativo y unitario de izquierdas.
La bandera que se izó del “NO a la guerra” o del “NO al Tratado UE”, ha de pasar a ser la bandera del “SI a la izquierda”. SI a la movilización trabajadora, a las acciones generalizadas de la juventud, a la defensa fundamental del puesto de trabajo y los servicios públicos, a la pelea cotidiana por la igualdad de la mujer y contra la violencia de género, a los derechos completos de la inmigración, a la libertad de los pueblos, a la soberanía ciudadana federal y republicana.
Francesc Matas Salla *
* Miembro del CPF y de la Permanente de IU; portavoz de Redes en la Comisión unitaria.
miércoles, 15 de octubre de 2008
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