domingo, 4 de enero de 2009

Los restos del espíritu de Annapolis enterrados en la masacre de Gaza

Obama calla. La ONU bloqueada. La UE lo tilda de ataque defensivo. Zapatero se lamenta.

Según Annapolis antes de fin de año habría un Estado palestino. Un Estado mísero, cercado por el Muro del Apartheid, dependiente de la solidaridad y ayuda internacional, supeditado a los dictados de la seguridad de Israel. La promesa para la ANP, con Hamas arrinconada y vituperada su victoria electoral, se presentaba como un paso práctico. Pero no ha sido.

En vez de Estado se desencadena una masacre sin precedentes. La barbarie militar sionista se ceba contra una población civil indefensa. El pueblo palestino no dispone ni de ejército ni de Estado.

Bush, en los inicios de su presidencia afirmaba que “no habría paz con Hamas”. Al final, a unos días de cederla a Obama, lo que aparece es que no habrá paz en Palestina con este Estado de Israel del Apartheid, militarizado y sostenido por los USA, con la complicidad comercial de la UE.

La invasión a sangre y fuego se pretende justificar que es para barrer a Hamas y neutralizar sus ataques. A pesar de los corifeos oficiales, no hay equiparación posible. El Estado de Israel quizá pretende hacer de Gaza un cementerio, de civiles, hombres y mujeres, niños y niñas. No hay justificación, ni paz, en la destrucción y erradicación de la población palestina de su territorio.

La gente trabajadora, la gente joven combativa, siente en su carne la agresión a Gaza, repudia esta paz destructora. La denuncia del Estado de Israel es en cada país un sentimiento potente, una necesidad de movilización para romper los lazos políticos, económicos y comerciales preferentes con Israel. La convivencia democrática y pacífica en la tierra palestina no podrá erigirse con el militarismo de apartheid del Estado israelí.

Francesc MS

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