Jesús Uzkudun Illarramendi*
Los avances producidos en la reducción de accidentes laborales y la disminución de emisiones contaminantes en la industria, dirigidos a frenar el cambio climático y cumplir con los compromisos de Kioto, han quedando oscurecidos por las consecuencias de un modelo de movilidad basada en el uso preponderante del automóvil. No podemos olvidar que más del 50% de los viajes realizados en coche están relacionados con el trabajo.
Las empresas se niegan a incluir en sus Evaluaciones de Riesgo y Auditorias Ambientales, los riesgos para la salud de los trabajadores, las emisiones contaminantes generadas en la ida y vuelta al trabajo. Tampoco los Departamentos de Trabajo o de Medio Ambiente del Gobierno Vasco parecen interesados en coordinar esfuerzos para atajar conjuntamente estos graves problemas. A las puertas de celebrarse la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, bajo el lema Un aire limpio para todos y todas , este objetivo tan loable debe convertirse en oportunidad para el debate y la adopción de políticas prácticas capaces de abordar el reto.
Según el Director General de Tráfico, de las 1.286 muertes fruto de Accidentes de Trabajo durante 2007 a nivel estatal, 500 se produjeron por accidentes de tráfico y el 69% de los fallecidos no eran profesionales del transporte. En el caso de la CAV, durante los 6 primeros meses de este 2008 se han producido 8 muertes por accidente in itinere (un 24,5% del conjunto de las muertes por accidente laboral), 21 han sido accidentes graves y 2.398 los accidentes con baja registrados.
Tanto Confebask, Mutuas, Servicios de Prevención como el Departamento de Trabajo tratan de ignorar estas cifras en sus políticas preventivas, a pesar del coste humano, económico y social que generan. Lo tratan como si la prevención o reducción de estas muertes no fuera posible, para así eludir responsabilidades preventivas. Con similares argumentos, la CEOE se opone a que el Gobierno del PSOE incluya en el cálculo de las bonificaciones de la Seguridad Social (Bonus-Malus) por mejoras preventivas, los accidentes de trabajo "en misión" o "in itinere". De esta forma, evitan la obligación de impulsar planes de movilidad sostenible vinculados a los planes de prevención en las empresas.
Durante años, han pretendido limitarse a la legislación preventiva y Evaluación de los Riesgos de cara a los accidente de trabajo por caídas en altura, golpes, atrapamientos, etc., olvidando el resto de los riesgos para la salud. Ahora, de forma muy lenta y por exigencia sindical, comienzan a evaluar y prevenir los riesgos higiénicos, ergonómicos y psicosociales, a los cuales debe incorporarse los derivados de la movilidad de los trabajadores y trabajadores, dada la siniestralidad, el estrés y el recorte salarial que genera. La distancia y desplazamiento de los empleados a sus centros de trabajo está cambiando en las últimas décadas. Hoy en día, las empresas se sitúan en la periferia de las ciudades, en polígonos industriales aislados del centro urbano, en ocasiones sin transporte público o muy deficiente, obligando al trabajador a un uso insostenible del automóvil, para evitar ser excluido del empleo.
Este es un modelo que empuja a la utilización individual del coche, colapsando las carreteras, provocando contaminación ambiental y que requiere un enorme espacio para aparcar; también produce retrasos, estrés, accidentes y pérdida salarial. Este tipo de movilidad resulta insostenible ambientalmente, al ser causante de millones de toneladas de CO2 de aumento de emisiones. El incremento del 52,3% y el 47,4% en el Estado y en la CAPV respectivamente durante 2007 con respecto a 1990, nos muestran la necesidad de otras políticas ambientales para cumplir con el Protocolo de Kioto y frenar las consecuencias del cambio climático, pese a las mejoras tecnológicas introducidas en la industria. El daño en contaminación no se limita al incremento de CO2, dado que también se generan otros gases altamente perjudiciales para la salud, como el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico o las partículas en suspensión, causantes del empeoramiento de la calidad del aire urbano y de 300.000 muertes prematuras, según estudios de la Unión Europa. ¿Cuántos centenares de estas muertes corresponden a Euskadi?
Las actividades a desarrollar en la semana del 16 a 22 de septiembre para promover la movilidad sostenible no pueden quedar reducidas a un lavado de imagen institucional, pretendiendo que los trabajadores y trabajadoras cambien sus hábitos de transporte al trabajo, sin cambios profundos en el transporte público a los centros de trabajo.
El radicalismo verbal con el que se disfrazan algunos sindicatos, para ocultar su falta de implicación no puede justificar la ausencia de iniciativas conjuntas, ni la ausencia de coordinación entre IHOBE y OSALAN para promover el diálogo y acuerdo con los agentes implicados e impulsar planes de movilidad a grandes empresas y polígonos industriales. La denuncia y protesta resultan insuficientes para implantar una movilidad sostenible, que requiere de la negociación y el acuerdo de los agentes implicados.
Para CCOO es urgente la elaboración por parte del Gobierno Vasco de un proyecto de ley de movilidad sostenible y su aprobación en el Parlamento, como primer paso, para promover acuerdos en la negociación colectiva y la integración en los planes de prevención de las empresas los riesgos del transporte al centro de trabajo o las emisiones de CO2 generadas en los trayectos en su gestión ambiental y que incentive el transporte con medios seguros y menor contaminación. Lograr un aire limpio para todos y todas con una movilidad sostenible requiere diálogo y acuerdo de las partes implicadas. Nuestra voluntad es clara y los trabajadores y trabajadoras nos jugamos mucho en el camino al trabajo. Debemos exigir pasar de las palabras a la solución.
* Responsable de Salud laboral y Medio Ambiente de CCOO Euskadi
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